domingo

Hay tanto por mirar. Si respirar es lo de menos ¿por qué recaería en vos la excepción?




Cuando te animaste a tirarte, a desentrañar los nudos de la cabeza, más temprano, más tarde, disfrutas conseguir poner en palabras; será más rápido, más despacio, será mientras el mundo gire y al mismo tiempo se detenga al nombrar lo que palpita, lo que quema y lo que arde. Tomarse la garganta, desatar el nudo (¿cuesta tolerarlo? A mi también me pasó), desatar y entender la historia de vida, para comprender que no estamos solxs, hizo que descubrieras ese paracaídas.
Me contaron que cambiaste; en ese fueguito, que te visualizaste bien adentro y te encontraste al rozar la libertad ¡aprendiste a limpiar las manchas! Cuando me contaron de vos, puse en duda ¿la resistencia vendrá heredada? Mucho tiempo has aguantado, ha brotado la llama de la lucha pese a la frustración, refugios y quejas.
¿Cuántos dibujos, escritos, sueños y avenidas te costó esta realidad parafraseada, coloreada? ¡ay si te domesticaron a tomar distancia! ¿en cuántas canciones te apretaste los dientes identificándote, en cuántas te ocultaste alzando tu canto arenoso de verdades?
Fue entre el nacimiento del amanecer  y un té para mantener los ojos despiertos, entre las despedidas dulces y el humo de la vida, cuando el cielo se hizo inmenso y la tierra firme; cuando lograste pararte diferente, poner en palabras. Fue cuando te transformaste al romper las estructuras que hacían peso en la espalda.  Los sentidos están mas vivos de sentir, fue el fin y el comienzo. Te abriste.

Hay tanto por poner en duda, desde ahi. Pocxs son lxs que se animan a desarmar el rompecabezas de la identidad.
Y aunque te quedes sin voz, hay una puerta por cruzar. Es posible romper y barrer, como plato estallado en el piso, el relato que te viene nombrado  ¿quién soy si no es mi historia? ¿quién soy yo si no  son mis vuelos y mis aventuras?  El peligro es aceptar que te vencieron tus fantasmas, darles la pluma para que, al dormir del dolor, te impongan la pertenencia de una (no) historia. A mi también me pidieron (¿pidieron?) que no diga nada, que no me levante  y que mire al suelo cuando rige el caos. Siempre está ahi, la resistencia. 
Todos los días se abre una puerta.