lunes



Mirá que linda que es la música. Es más que una experiencia. Dale que podes. Mirá lo que hace... Fijate como la sangre te fluye por las venas al ritmo de los instrumentos, cerrá los ojos y dale un beso a la fragilidad misma, enamorate. Y en esa, convencete que la música hace que tus reflejos reconozcan su movimiento. Convertite. Y mientras respiras el aire de las alturas, intentá salir del envase porque acá la distancia no existe: te podes estirar en la libertad de la inmensidad del que ya no es tu cuerpo, es del ritmo. Acercate al más allá, hay tanto color en la oscuridad, calor, tanta mezcla de sabores que están justamente más allá para que los recibas y para que empieces a entender al mundo desde la vereda de arriba. No solo gira el mundo.