lunes


Querer tener el control exhaustivo de cada conducta y buscar el por qué de cada reflejo si fue condicionado o si es producto de un instinto natural. Querer saber si está en la elección personal o si está en lo externo. Querer sobrepasar los límites que te propone la faceta cotidiana que mostrás para ir detrás de una inmensa humareda de información (que se burla de vos), donde las conjeturas e hipótesis son varias y varían de acuerdo al contexto y al tiempo que pasa sobre tus opiniones y las opiniones de los que ven todo de afuera. Hacer de un llano, montañas enormes de rocas duras llamadas dudas, otras de tipo más antiguas, que son denominadas incertidumbre. Y como toda roca, pisas mal alguna, y un tajo, un corte totalmente profundo te encarna la piel de granos de roca destrozada en millones de partes. Somos tan frágiles nosotros. Nos sentimos el ombligo del mundo cuando queremos tener el control de las acciones, cuando nos sentimos perfectamente al hacer de cuenta que nada de lo que tenemos adentro duele, que todo lo tenia planeado nuestra cabeza. ¿De que certeza hablamos? ¿De que camino claro nos sostenemos? ¡Puras mentiras de esa faceta cotidiana que se niega a tocar fondo, y prefiere llevarse un disgusto sorpresivo!. Puro "acting". No neguemos cuando nos sobrepasa la situación, es fácil buscar otras alternativas para tapar. ¿De que sirve cambiar un disgusto sorpresivo por uno más o menos controlado? ¡Si sigue siendo disgusto igual! El sufrimiento que el destino te marca, es inevitable descoronarlo de su asiento, es inevitable frenarlo cuando quiera chocar con las rocas. Y por más que seamos bien conscientes de eso, seguiremos y seguiremos hasta escondernos. Porque los túneles en medio de las montañas, al fin y al cabo también funcionan como refugio de las rocas que caerán, siempre tendrán un final. Eliminar el filo de la superación pero para el bien de uno mismo, es otra puerta por cruzar.