viernes


¿Qué se busca? ¿Qué tan grande es el medio a perder para llegar a esclavizar la necesidad de querer conocer qué pasa y que no pasa? ¿Qué se puede arreglar queriendo saberlo todo? Me dijeron una vez que el destino es tan sabio, que no hay que exigirle de más: él sabe lo que es necesario ponerte en frente, para ayudarte a asumir lo que viene. Es decir, lo que tenes que saber en el momento justo, indicado ¿Para qué hurgar en el agujero chiquito que deja asomar lo indispensable, hacerlo más grande por nuestra cuenta, irremediablemente sin parar, llegando a tal punto donde se termina rompiendo todo, o nos terminamos rompiendo (como más te guste)? Esa costumbre maldita, impuesta por la inseguridad, de querer saber de más, de querer llegar más allá (quizás obsesivamente). Me animo a decir, que tendemos a pensar que realmente podemos llegar a controlar lo que gire a nuestro alrededor. Pero nada que se tenga que padecer, será menos doloroso si hay algo que podamos conocer de antemano. No es un logro adelantarse al destino. Quizás es mejor esperar, y no dejarnos guiar por nuestras obsesiones, si se tienen, o presentimientos, o conjeturas. Seguir confiando en uno mismo, aprender a aceptar que no todo lo podemos saber, es otra puerta por cruzar.