lunes

Como siempre esta la ecena de la vida donde la ilusa busca las respuestas de las preguntas idiotas para formular y tan laboriosas y dubitativas para contestar. Como siempre la ilusa se encuentra encerrada entre sus miedos a decir lo que siente y las consecuencias de su manifestación. Busca ayuda en su espacio virtual, en su telaraña mundial, donde siempre encontró (indirecta o directamente). Se atreve a escribir en su buscador esa pregunta de su corazón, referida a su tempestad, a eso que no puede formular. Y encuentra a quien se le pasó lo mismo por la cabeza y transcribió como un cometa, lo que le dictaron sus sentidos a sus dedos:

"Está claro que los cambios son inevitables, que las cosas tienen que seguir su curso, que no se van a quedar siempre estancadas en aquello que nos gusta o que nos hace sentir bien. Pero muchas veces piensas que por qué los cambios tienen que ser tan bruscos o por qué las cosas tienen que cambiar tan deprisa. Por qué de la noche a la mañana las personas, las cosas, las circunstancias se den la vuelta y demuestren lo contrario de lo que tú esperabas. Cuando las cosas entre las personas parece que cambiaran para bien y luego se tuercen y acaban mal. Y no sirve de nada pensar que quizás eso se podía haber evitado porque tal vez no hay nada que evitar. Muchas veces las cosas ocurren porque tienen que ocurrir y por mucho que se le intenta buscar una explicación lógica, no aparece. A lo mejor algunos cambios en la vida no necesitan ni tienen ninguna explicación, simplemente ocurren... hay que ver cómo cambian las cosas en sólo un año...."