jueves


Ciertas cosas que quiero en mi 2012:Darle rienda a seguir dejándome llevar por la espontaneidad y la locura.
Liberarme de presiones y preocupaciones que vienen a mi pero que YO elijo si recibirlas o no.
Pensar antes de hacer un mundo de excesos y extremos trágicos. Pensar antes de dar por seguro el miedo.
Vencer los miedos que me agarran los pies y no me dejan ser mejor. Yo se: es lo que más me va a costar pero tengo que lograrlo porque es una sensación que te transforma el caracter, el autoestima y las esperanzas. 
Pensé en tomar como meta "bancarmelá" pero no, no hay que bancarse nada que nos haga mal. Demasiado tenemos con la gente que nos trata mal.
Callar es también aprender a esperar el momento para decir.
Esperar, porque me toca vivir esperando, y tengo, debo vivir, porque aprendí a caer parada más de la cuenta y que tropezar no es tan fatal.
Vivir a pleno, cada momento porque cada momento es el último, porque se puede repetir un lugar, una persona, pero las nubes no van a estar en la misma posición, ni el Sol va a pegar igual.
Hablando se entienden los hombres.

Priorizar es amar.Equivocarse es aprender del otro y de sí mismo.
Enamorarse.
Seguir dando amor del bueno, ¿derrocharlo? Si... El amor nunca es excesivo. Y si el otro lo siente así, querido lector, mejor darse la vuelta y a otra cosa mariposa.
El futuro es la continuidad del conjunto de pasos que todos estamos dando ahora mismo y que damos en lo que vivimos de vida: las decisiones que tome, entonces, lo afectará.
No ser siempre sólo yo misma. Darme la posibilidad de mutar cada tanto, ir hacia otros mares, quiero decir, jugármela y pisar fuerte el acelerador, que la adrenalina en un sistema rutinario, da seguridad.
Mutar porque nos gusta el bondi a Finisterre y porque vale la pena la leyenda del futuro.
Seguir sosteniendo los mismos valores e interpretaciones, que forman el pilar de mi personalidad, por sobre todas las decisiones que deba tomar.

lunes



Mirá que linda que es la música. Es más que una experiencia. Dale que podes. Mirá lo que hace... Fijate como la sangre te fluye por las venas al ritmo de los instrumentos, cerrá los ojos y dale un beso a la fragilidad misma, enamorate. Y en esa, convencete que la música hace que tus reflejos reconozcan su movimiento. Convertite. Y mientras respiras el aire de las alturas, intentá salir del envase porque acá la distancia no existe: te podes estirar en la libertad de la inmensidad del que ya no es tu cuerpo, es del ritmo. Acercate al más allá, hay tanto color en la oscuridad, calor, tanta mezcla de sabores que están justamente más allá para que los recibas y para que empieces a entender al mundo desde la vereda de arriba. No solo gira el mundo.

viernes


"La vida es un libro util para aquel que puede comprender"

Una pausa: Reflexionar. Acordate que también los seres humanos podemos reflexionar. Entre tantas cosas que nos impide el exterior, la reflexión siempre correrá por cuenta propia; será un secreto entre la razón y vos.

miércoles

es un mundo de ilusiones mi parque de depresiones

¿Nunca se te vino a la mente cuestionar, en una ráfaga mezclada de angustia con una pizca de pena, por qué doblando la esquina, las vueltas de la vida se empecinan en que te encuentres con que la tolerancia que creíste conocer en vos, ya no forme parte de tus casillas, y así te arranca esa sonrisita chiquita que se te pintó y se supo mantener en un tiempo de, podríamos llamarlo, tranquilidad, volviéndolo "determinado"? Digo, no es que a uno lo saquen de las casillas. Si no que es tanto el sacrificio que nos llena la mochila pesada (cargada de deseos, ilusiones, sueños, pretensiones, etc. sin forma), que las casillas nos quedan chicas, y en el espacio pequeño, como es normal, surgen incomodidades típicas, que a su vez piden a gritos renovar y cambiar el aire, o por lo menos bajar los decibelios; piden a gritos mudarse a casillas más grandes, donde "soportar" y "entender" abarquen un dominio más general. ¿Será tiempo de abrir la cabeza y adecuarse? ¿Por qué hay que adecuarse a lo que nos incomoda? ¿Por qué hay que mudarse de casillas? Con esmero puedo decir, que aunque las circunstancias nos lo permitan, crear nuestras propias decisiones a merced de nuestros intereses a fin de convertirse uno mismo en dueño de sus actos valiéndose de todo lo que "no quiere", es otra puerta por cruzar. ¿Cuáles son mis intereses? ¿Cuál es el origen de ellos? Entiendo que hacer de la confusión un hecho, que convivirá mientras tengamos sentimientos, es el primer paso para entender las vueltas de la vida.


martes


Elegir el "ya nada es lo de antes", es tan relativo como a calificar que "viviste en una mentira". Presta atención: caminaste por donde vos quisiste, donde tus pies te llevaron a recorrer pero, más importante, por donde tus ojos guiaron el camino. ¿Cuándo dejas de ver? ¿Cómo empezaste a enceguecer? ¿Cuántos pasos en falso tuviste que dar para lograr abrir los ojos, darte cuenta que se puso raro el cielo, y aprendiste a mirar? Bien ya entraste en el juego, y aceptaste sus intenciones, su esquema y sus reglas; lo único en el próximo turno, será comenzar el baile. Me pregunto si te amoldarás a su forma para lograr hacerle el gol a los 44 del ST. Me pregunto si en tal caso, podrás considerarte un fiel y gran ganador; a fin de cuentas, el que dio todo fuiste vos. Y entonces hemos de poder concluir, que acá resulta que el inocente será tonto en el mundo de quilombitos del aquel idiota que juega, hostil y pillo, con la mirada del placer, y cual péndulo hipnótico, seduce el deseo de estar acompañado con la fresca y efímera presencia. Pero si aprende a abrir los ojos, podrá mirar que hay decenas de mundos para ir a visitar, porque el cielo es tan grande como su capacidad de amar. Darse la oportunidad de verse bien, de reactivar y mirar para buscar colores en la oscuridad, coloreándola, es otra puerta por cruzar.


lunes


Particularmente a mi me gusta escribir para soltar lo que siento adentro mio. No tengo un pensamiento individualista "lo que me pasa, solo me pasa a mi". Entiendo que siempre alguien va a haber en este mundo que se sienta igual. Entonces elijo escribir y transformar lo que me irrita, lo que me inhibe y lo que me hace feliz para que por casualidad, algún individuo que me lea pueda hacer de mis palabras comunes, la traducción de sus sentimientos.
Partiendo de esto y, con certeza, pensando que alguien pueda hacer suyas las siguientes palabras, me animo a escribir en primera persona.
¿Qué piensan que lleva a una persona abiertisima, siempre predispuesta a conocer, a encerrar sus miedos en una burbuja? Linda caracterización que una persona una vez me hizo ver. Le mando un beso y le pido que me mande un mensaje si lee esto.
Como un capricho, y como una nena que esconde sus juguetes para no prestarlos, tiendo a crear una burbuja donde pongo aquello que me hace feliz, que me cuida y me hace sentir bien para aislarlo, de alguna forma u otra, del entorno en el que se vive, donde hay tantas niños que pueden pretender que preste ese juguete, tan mio, tan preciado, tan único. La inseguridad que me caracteriza, hará el resto.
Intento poner a salvo todo en una burbuja. Pero ese "a salvo" es un control. Es insano pretender tenerlo siempre ahí. Insano por parte de ese juguete que no puede mostrarse por las barreras; que quedará reprimido y que, en un futuro, se volverá en mi contra, e insano por mi actitud tan egoísta.
¿Y a qué viene esa actitud? Nadie lo pregunta. Siempre es palos hacia la personalidad. Y nunca es un por qué.
Me remoto al concepto del entorno. Aquél que controlo a la perfección, cuando se trata de mi, que puedo manejarlo porque yo se lo que pienso; por ende yo se cómo me voy a comportar, será bien o mal o mas o menos, pero lo se porque lo siento. Pero cuando se trata de aquello que tanto quiero y no puedo saber qué piensa con certeza, explotan las inseguridades a flor de piel, y la desconfianza que, aunque parezca que es hacia los demás (el entorno y aquello que me hace feliz), tiene que ver conmigo misma.
Es el cansancio de acostumbrarse a perder. De caer siempre de espaldas por culpa de otro, y realmente es culpa de otro.
¿Viste cuando decís "basta ya no quiero esto"? En mi caso, creo que para no sufrir un bajón emocional, la mejor solución es cuidar lo que hace que mi vida mantenga un equilibrio, valiendome de las conjeturas de mi imaginación, pensando que si no hay intercambios con dicho entorno, no hay nada que motive un conflicto. Equivocación que será tratada en otra nota.
Para finalizar, más equivocados están aquellos que juzgan sin saber y sin estar en el lugar de alguien que intenta sincerarse para tratar de ser mejor o de darse a conocer. Una puerta por cruzar es aceptarse a uno mismo, y apostar confianza en aquello que tan bien te hace, ya que si es así será que hay un gran amor de por medio.


¿Qué tan poderoso es el método de la insinuación? ¿A dónde queres llegar? ¿Qué queres probar? Sembrador de verificar dudas. Gran recolector de sorpresas. Insinúas porque ya tenes un motivo pre-juzgado (esto quiere decir, que no se insinúa por casualidad) conformado por presentimientos, dudas y pequeños trozos de realidad, que queres y, obviamente necesitas para tu tranquilidad y equilibrio, verificar. Insinúas para que muerdan el anzuelo. Insinúas para evitar decir eso que sentís, insinúas y fingís. Volcas en el otro la confianza y la responsabilidad de una verdad. Por eso pienso que no hay objetividad, y que ésta es nula. Se trata de afirmar verbalmente una intención, dejarla entrever. Insinúas al mismo tiempo que, parafraseando al Indio Solari, dejas la luz prendida para dormir. Insinúas para escapar de los golpes, y del filo de un motivo doloroso. Porque te invade la inseguridad tan entrañada que también se te escapa por los bolsillos. Insinúas cuando no podes frenar, sabiendo que existe un abismo. Y desbordas. Mantener el orden, controlar las emociones y saber distinguir de tu cara y de tu sombra es otra puerta por cruzar.

jueves


¿Qué tan fuertes son esos nudos que te amarran al hielo cuando elevas la vista y te encontras con el cuerpo del miedo? ¿Sos real merecedor eterno de perder tus sueños por un paso en falso, de dejar en punto final ese talento crítico que tan fácil sale los días que brilla el Sol? ¿Crees que tu alma será débil, incapaz de defenderse, frente a alguna decisión extrema que pueda llegar a tocar tu puerta, haciéndose presente, disfrazada de obligación mortífera? ¿Por qué el cansancio es signo de detenerte, de cerrar los ojos para dormir con condición de no soñar, sin creer, para dormir sólo con el fin de despertar en un lugar nuevo, empezando otra vez? ¿Por qué a tu cansancio lo revalorizas poniéndole "un basta" a lo que te agita y no pensas en darle tiempo al tiempo? ¿Tan increíble e imposible es para tu alma pensar en tener la posibilidad, bien existente, de respirar hondo, de poner mayor energía para seguir adelante? El tic-tac rutinario no traza la meta. La cinta de llegada solo la vas a conocer, cuando voltees para mirar todo lo que sembraste. No morir en el intento ni rendirse por los altibajos que se te puedan presentar, es otra puerta por cruzar.



Nunca dejes de abrirte,
no dejes de reirte,
no te cubras de soledad
y si el miedo te derrumba
si tu luna no alumbra
si tu cuerpo no da más
no te dejes desanimar..
basta ya de llorar
para un poco tu mente y ven acá
Estás harto de ver los diarios
estás harto de los horarios
estás harto de estar en tu lugar,
ya no escuchas el canto de los mares
ya no sueñas con lindos lugares
para descansar una eternidad
No te dejes desanimarno te dejes matar
quedan tantas mañanas por andar.

viernes


¿Qué se busca? ¿Qué tan grande es el medio a perder para llegar a esclavizar la necesidad de querer conocer qué pasa y que no pasa? ¿Qué se puede arreglar queriendo saberlo todo? Me dijeron una vez que el destino es tan sabio, que no hay que exigirle de más: él sabe lo que es necesario ponerte en frente, para ayudarte a asumir lo que viene. Es decir, lo que tenes que saber en el momento justo, indicado ¿Para qué hurgar en el agujero chiquito que deja asomar lo indispensable, hacerlo más grande por nuestra cuenta, irremediablemente sin parar, llegando a tal punto donde se termina rompiendo todo, o nos terminamos rompiendo (como más te guste)? Esa costumbre maldita, impuesta por la inseguridad, de querer saber de más, de querer llegar más allá (quizás obsesivamente). Me animo a decir, que tendemos a pensar que realmente podemos llegar a controlar lo que gire a nuestro alrededor. Pero nada que se tenga que padecer, será menos doloroso si hay algo que podamos conocer de antemano. No es un logro adelantarse al destino. Quizás es mejor esperar, y no dejarnos guiar por nuestras obsesiones, si se tienen, o presentimientos, o conjeturas. Seguir confiando en uno mismo, aprender a aceptar que no todo lo podemos saber, es otra puerta por cruzar.


lunes

¿Y quién te puede parar? ¿Quién es totalmente esencial para determinar cuando tu lengua y tus ganas de expresarte deben parar? ¿Existe realmente algo ajeno, externo, que te obligue a callar esos sentimientos cuando te aceleran el corazón? Decir lo que pensamos no es igual a un salto mortal. Nadie merece más que nosotros, escuchar nuestras propias palabras en voz alta. ¿Qué opinión es más o menos buena? ¿Por qué sí o sí hay que hablar cuando se sabe o cuando se siente igual? No, no estoy hablando de ciencias, ni de políticas, ni de economía, ni estoy diciendo que hay que desterrar los juicios de valor de nuestra vida porque creo que ellos son de gran ayuda para formar nuestra personalidad. No. Lo que acribilla a un corazón día a día no tiene que ver con ningún tipo de ciencia específica, tiene que ver con el cotidiano modo de vivir, esas cosas pequeñas con las que hay que lidiar. Quiero decir, que estamos perdidos si caemos en la básica forma de pensar que es mejor apretar nuestra boca floja. Si estamos convencidos que lo que decimos está a flor de piel con nuestra forma de ser ¿Quién es tan alto y tan fuerte con sus palabras, como para darnos un empujón e implementarnos el miedo a hablar de lo que estamos seguros, de lo que queremos, de lo que planeamos, soñamos, vemos? ¿Existe alguien más fuerte que nuestra propia convicción de expresar lo que sentimos? Nada hecho con malas intenciones carece de explicaciones. Intentar que nadie apriete la soga en nuestro cuello, es otra puerta por cruzar.

miércoles


No existe lo justo para los que acostumbramos a luchar por ser felices, después de cada gran bajada, después de cada gran tormenta eléctrica. Nosotros, los que pensamos todo movimiento antes de hacerlo por miedo a lastimar a otro (y que no sufra lo que en algún momento nosotros). Nosotros, los que buscamos estar bien, sentirnos participe y ser escuchados, somos los mismos que ante todo, prestamos el oído, una caricia y prestamos atención a tal punto que la entregamos. Nuestra forma de ser es la de rezongar fácilmente, cuando algo no "funca" como lo solíamos imaginar. Construimos ilusiones con posible derrumbamiento en mil partes. Y déjennos decir, que cuando esto ocurre, en más partes, quizás en el triple, nos despedazamos; así estamos: en el terreno de la sensibilidad. Todo lo planeado asienta sus bases en nuestra tierra, en ésta tan particular. Nosotros no jugamos con nuestra imaginación, nosotros la ponemos en marcha para planificar momentos gratos. No, no soñamos con tener el "mejor auto", "el mejor tapado", para circular la idea: no pretendemos llamar a la diosa fortuna para que nos provea de lo mejor material. Soñamos con querer lo mejor para nuestro bienestar. Y detenganse en que les decimos "querer", porque para "tener" en vez, de soñar, hay que hacer lo que nosotros, luchar. No nos interesa los sueños avaros, viajar por el y dar la vuelta al mundo ochenta y un veces. Nos conforma lo justo. Quizás de afuera puedan comentar que "todos nos afecta". En realidad, permiso, corregimos: "afecta a nuestra sensibilidad, la aprieta para ser más específicos y demostrativos, todo aquello que no esté al alcance, ni se parezca (en el más mínimo de los casos) a nuestra ilusión, a nuestro deseo". Y éstos avivan nuestra sonrisa, como así tambien a los desconsolados llantos de pena. No se trata de un capricho, decimos, a quien no tolera nuestra forma de ver. No se trata de inundarnos porque sí en un luto por no tener lo que mas queremos. Se trata simplemente, de querer con todas nuestras ganas de amar, que la vida nos marche bien (hablamos, para ser más precisos, de "eso" que nos mantiene el alma acomodada). Pero si nos miran a los ojos, podremos llegar a sus corazones y ustedes estarán tranquilos, porque se darán cuenta que somos solo seres que, a la vida la vivimos mostrándola bella. No somos tontos, tenemos en claro, que nada es perfecto. Aceptándolo, salimos a tropezar, bien valientes, a idear y trabajar en el futuro que nos espera. Rechazamos ser afectados. Nos preocupa, nos angustia, no tener controlado aquello que nos está haciendo bien, que nos mantiene en equilibrio. Sepan entender, lo difícil que se nos hace vivir, teniendo miedo a sufrir. Sin perder el objetivo a perder el miedo: otra puerta por cruzar

lunes


Querer tener el control exhaustivo de cada conducta y buscar el por qué de cada reflejo si fue condicionado o si es producto de un instinto natural. Querer saber si está en la elección personal o si está en lo externo. Querer sobrepasar los límites que te propone la faceta cotidiana que mostrás para ir detrás de una inmensa humareda de información (que se burla de vos), donde las conjeturas e hipótesis son varias y varían de acuerdo al contexto y al tiempo que pasa sobre tus opiniones y las opiniones de los que ven todo de afuera. Hacer de un llano, montañas enormes de rocas duras llamadas dudas, otras de tipo más antiguas, que son denominadas incertidumbre. Y como toda roca, pisas mal alguna, y un tajo, un corte totalmente profundo te encarna la piel de granos de roca destrozada en millones de partes. Somos tan frágiles nosotros. Nos sentimos el ombligo del mundo cuando queremos tener el control de las acciones, cuando nos sentimos perfectamente al hacer de cuenta que nada de lo que tenemos adentro duele, que todo lo tenia planeado nuestra cabeza. ¿De que certeza hablamos? ¿De que camino claro nos sostenemos? ¡Puras mentiras de esa faceta cotidiana que se niega a tocar fondo, y prefiere llevarse un disgusto sorpresivo!. Puro "acting". No neguemos cuando nos sobrepasa la situación, es fácil buscar otras alternativas para tapar. ¿De que sirve cambiar un disgusto sorpresivo por uno más o menos controlado? ¡Si sigue siendo disgusto igual! El sufrimiento que el destino te marca, es inevitable descoronarlo de su asiento, es inevitable frenarlo cuando quiera chocar con las rocas. Y por más que seamos bien conscientes de eso, seguiremos y seguiremos hasta escondernos. Porque los túneles en medio de las montañas, al fin y al cabo también funcionan como refugio de las rocas que caerán, siempre tendrán un final. Eliminar el filo de la superación pero para el bien de uno mismo, es otra puerta por cruzar.

domingo

De chiquitos nos enseñan a pararnos. Nos enseñan a confiar. Nos enseñan valores de chiquitos. A cuidar lo que tenemos. A prendernos de un objeto y hacerlo sagrado. A agradecer y a pedir perdón como algo primordial. También a diferenciar lo hermoso y lo horrible. Pero nadie nos enseña cómo crecer. Cada persona crece por sí sola y por su cuenta. De chiquitos somos libres hasta en eso. Libres en la elección de tomar causas, de tomar consecuencias, de tomar joyas, de tomar lo mejor, lo peor, etc. para llegar a "crecer". Me parece que todo el tiempo crecemos. Pero hablo de "nuestra esencia", de la conformación de ella de acuerdo a todos los golpes que sufrimos desde cuando nos enseñaron a pararnos. Nos comportamos como elegimos comportarnos. Nos hacemos bien como elegimos hacernos bien, preguntándonos qué hay detrás, qué adelante, esquivando o tropezando. Aunque siempre con nosotros llevamos las raíces. Fuimos libres al elegir espontáneamente qué tomamos de cada lagrima que cae, de cada consejo, de cada grito de cada situación que nos toca vivir. Y hoy en muchas noches, como para variar, que nos toca "decidir" actuamos bajo reflejo de nuestra esencia, y de todo lo que reúne ella. Por eso es que mientras pienso en esa esencia, digo que el por qué de cada paso que doy para vernos felices, es la respuesta de todo lo que soy.




Y siempre una canción lo resume todo:


Cuando la suerte que es grela, fayando y fayando te largue parao;
cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer secándose al sol;
cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar...
la indiferencia del mundo -que es sordo y es mudo- recién sentirás.

Verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa... ¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor.


Solo la primera parte de un tango conocido que siempre le di la razón... me da el pie para algunas preguntas que me hice hace un rato. ¿Cual es el límite de la felicidad? me pregunto al escuchar este tango. Es lógico pedir calma. Es lógico que en la mas negra oscuridad no sepamos para donde pisar ¿A donde hay que correr cuando lo peor nos invade? ¿Se quedaran los pocos sostenedores del muro de nuestros lamentos? ¿O se iran como cuando el humo se acaba? Depende siempre depende del pasar de la vida. Nos vivimos engañando a nosotros mismos. A veces hasta creyendo en milagros. Deseamos, por comodidad, conocer lo que pasará. Deseamos conocer cómo desatar los nudos antes que ellos se transformen en tales ¿Será que como buenos seres humanos, todos odiamos esa idea de que todo se nos arruine y por eso corremos no importa si el problema es nuestro de aquel o de aquella o de ellos? ¿Será que al fin y al cabo, no podemos tolerar que algo se nos descarrile en el mundo perfecto del cual nos refugiamos día a día, bajo ese techito que creemos que, tambaleando quizás, se puede sostener? ¿Que tenemos que SER cuando ese techo se nos caiga? ¿Que tenemos que hacer cuando ese techo esté en el piso? Bajo esta situación se pide calma. Entendamos que no es posible tener al mundo entre las manos. Siempre algo se nos va a escapar. No se puede reducir algo tan grande. Y menos se puede pretender que el mundo feliz entre en nuestras manos mientras sostengamos al mundo real. Es una tendencia que nos consume porque cae rendida hacia una bella felicidad del "techito que no se caerá". ¿Y si se cae?... Y... ahi es cuando también tendemos a pensar que lo tenemos controlado. Una felicidad próxima, reclama volverlo a su orígen, y otra felicidad más futura reclamaría originarlo otra vez ¿se entiende?: ¿Juntar pedazos y rearmarlo? ¿O a otra cosa mariposa? Las dos felicidades, estarán asustadas. Es que el miedo mientras el mundo yire y tire va a entrar de prepo a ese mundo perfecto, sin golpear. Y se convierte en otra puerta por cruzar que tendremos que atravesar.

Nadie conoce lo que va a pasar "después de..."; si no, cada palabra sería medida, y hasta quizás serían todas frias. Y, lamentablemete, las palabras en conjuntos, las frases importantes, claves, tienen una carga tan grande de valor, que a veces no llegan a ser recibidas como tal, y se pierde, se vuelve nula. Ojo que esa carga valorativa de las palabras que uno dice (o a uno le dicen), además de que pueda que terminen muertas y secas, cabe la posibilidad de que no lleguen a comprenderse y se desvirtuen o reaccionen. Y entonces, aparecen las preguntas que nadie escucha, que retumban y se chocan con las paredes de nuestra cabeza porque no saben cómo salir a la luz, y se encadenan con demás preguntas en un rincón eterno. Por eso defiendo la idea de que no está mal que uno trate explicarse a sí mismo las cosas que pasan. Es inebitable. Siempre va a pasar lo mismo en el punto o límite que exista algún tipo de preocupacón. No creo que sea cuestión de inseguridad, o de insatisfacción.. no. Siempre va a existir un "por las dudas" en cada pasito de la vida, acompañado de algún ejemplo de vida sacado al azar, que acerque y guíe a la elección de las desiciones frente a ciertos hechos (de menor o mayor intensidad). Algo así como una mera "explicación" que denote el mas sincero deseo de arreglar o aclarar esas cosas que dije que pasan, para derribar ciertas paredes, ciertos muros que nos preocupan constantemente. Preguntémosnos, y preguntemos. Saquemos miles de conjeturas si es necesario, para llegar a la verdad más próxima. Y acordémonos, si el miedo de hablar nos invade en algún momento, que "cuando hay algo, hay algo que perder".